Friday, September 04, 2009

Para entender los movimientos sociales identitarios

El planteamiento un poco más teórico de lo que pasa con los movs. sociales...¿de repente funciona no?

La globalización comercial ha incidido en las realidades culturales de todo el mundo generando reacciones frente a ella. En este contexto, que se deriva de la unipolaridad posterior al fin de la guerra fría, han surgido nuevos movimientos sociales que han tomado como base para su movilización la lucha por la identidad, el estado ha pasado a jugar un papel diferente en esta nueva relación de poder y el ámbito internacional ha entrado al espacio de la multiculturalidad. Las relaciones que existen entre estos actores dan vida a un proceso de interdependencia que da lugar a nuevas tendencias y formas de entender la realidad social.
Por un lado el estado, que anteriormente poseía una soberanía firme, ahora se ha transnacionalizado pasa a ser determinado por su situación en el contexto de la globalización comercial y de igual forma, su presencia en foros multilaterales internacionales, está determinado por exigencias derivadas del multiculturalismo, que se ha transformado en eje transversal de la política de los organismos internacionales políticos y de cooperación.
Los movimientos sociales, que anteriormente habitaban en el espacio exclusivo de la sociedad civil nacional, han pasado a formar parte de una sociedad civil transnacional que activa frente a los estados transnacionales. Por otro lado, el intento de hibridación de las culturas en la globalización se ha revertido dando lugar a la explosión de demandas por la identidad locales.
En contrapropuesta a esta nueva diversificación identitaria ha surgido el multiculturalismo que da lugar a nuevas formas de acción política. En este sentido, varios representantes de los movimientos sociales al presentárseles la oportunidad política de activar desde el estado, a pesar de la deslegitimación que puedan sufrir, aprovechan la capacidad de incidencia que podrían tener dentro de la estructura estatal sin dejar de lado su lucha por la identidad. Estos cambios dan lugar a fenómenos que al ser observados, reconfiguran por completo el papel del estado y los movimientos sociales locales. Éstos, se han transformado en categorías que, dependiendo en el nivel que se encuentren, difuminan las antiguas dicotomías entre estado y sociedad civil, dando lugar a representaciones compartimentadas. Por ejemplo, las representaciones del estado de Guatemala en foros indígenas multiculturales son realizadas por representantes de organizaciones indígenas que trabajan parcialmente en el gobierno pero que mantienen cierto nivel de actividad en sus organizaciones que al mismo tiempo plantean demandas al estado. Si se interpretara a la luz de un paradigma crítico, se tendría que hablar de cooptación de líderes, especialmente al presenciar que el mismo estado promueve la participación de representantes de movimientos sociales locales en las redes de activismo transnacional, pues, en estos espacios se gestionan instrumentos jurídicos que comprometen a los estados a negociar sobre el cumplimiento de las demandas de uno u otro movimiento social. Sin embargo, más allá de la cooptación, esta realidad se puede explicar a partir de la transnacionalización de los estados y los movimientos sociales. Es decir, los estados son mucho menos independientes que años antes y existen nuevas variables que inciden en sus destinos, en otras palabras, lo local ha dejado de ser un espacio extremadamente soberano para pasar a ser parte de un contexto interdependiente y transnacional.
Por otro lado, el ámbito internacional, integrado por los organismos internacionales, agencias de cooperación y países cooperantes, han adoptado el multiculturalismo como estrategia y, además, esto ha dado vida a la existencia de una sociedad civil internacional integrada por activistas de diversos temas y voluntariado de las ONGs a nivel mundial.
En esta coyuntura, las negociaciones que los movimientos sociales mantenían con el estado y la razón de sus luchas, han cambiado dando lugar a expresiones de lucha diferentes a las ya conocidas. Las acciones políticas lejos de quedar remitidas a un solo frente, se han ampliado, ahora, las luchas de los movimientos se encuentran en el espacio de la sociedad civil y el estado, por un lado, y, por el otro, en la sociedad civil internacional y los organismos multilaterales.
Se da entonces un efecto de retroalimentación, en el que en algunos casos las luchas internacionales alcanzan sus objetivos, que por lo regular consisten en generar marcos generales de derechos para que sean utilizados por los movimientos nacionales, lo que produce que la cooperación internacional se proyecte a lo nacional, con el fin de promover las demandas y por otro lado, se genere una red transnacional de activismos que a partir de los casos particulares incide en el ámbito internacional. En este contexto, en el que algunos autores ven en el multiculturalismo una refuncionalización de la globalización capitalista y una forma en la que el capital corporativo explota la diversidad con el fin de sacar el máximo provecho de ella. Incluso, desde una perspectiva marxista se observa cómo nada más se incorporan al discurso liberal los términos y demandas de algunos movimientos sociales. Es decir, el multiculturalismo no es más que una transición hacia una supuesta pluralidad en vista del fracaso de la hibridación de las culturas, con el fin de integrar al mercado mundial y a la disparidad entre centro y periferia a toda la humanidad (Polanco 2006: 10). En términos de esta radicalidad, integrarse al sistema, encabezado por el multiculturalismo transnacional, sería el fin de cualquier demanda en cuanto ésta no cuestione al sistema capitalista globalizado.

Saludos

Pablo Rangel