Monday, September 15, 2014

A propósito del 15 de septiembre

Pablo Rangel

Acompañar a un extranjero a los lugares turísticos debiera ser una estrategia para la intervención antropológica.  El ejercicio de ponerse en los pies del otro foráneo, lleva a reflexionar por derroteros que en el aislamiento nacional no nos atrevemos siquiera a entrar.  Pensando en uno de esos momentos en los que se trata de ser "guía turístico", recordé cuándo hace unos años acompañé a un grupo de amigos salvadoreños a la Antigua Guatemala.  Como mi conocimiento de la ciudad colonial es bastante escaso, más allá de los lugares donde venden productos elementales y el parque, no tenía a donde llevarlos, así que entre todos improvisamos una bitácora de recorrido.  De esta forma pensamos en ir a los museos que están en la plaza, a los que por cierto había entrado hacía muchísimo tiempo.  
Entramos al museo de Santiago y específicamente a la Sala de Armas donde están algunas copias y originales del armamento que utilizaron los españoles hace más de cinco centurias, durante la invasión.  En lo personal me pareció una historia fetichizada, sin mucha explicación y nada más mostrando un armamento que en algún momento fue utilizado contra nuestros antepasados.  Sin embargo, en las salas había una dedicada a la heráldica nacional y por otro lado, había también un espacio bastante pequeño en el que se exponía parte de la historia de la Revolución Liberal.  Ahí se observaban las banderas como hoy las vemos, la parafernaria al militarismo napoleónico y un par de cañones flanqueando el pabellón nacional. Todos artilugios reducidos en número y con poca producción, pero, que nos dicen algo que en la historia nacional aún no terminamos de asimilar.
Fotografía de Altar Nacional, tomada de: http://www.laantigua-guatemala.com/index.html

Aprovechando que estamos en el "Día de la Independencia" y que como se va volviendo costumbre las voces que pretenden ser disidentes cuestionan si la independencia se dio en la realidad o si solo fue una transferencia de la estructura de poder a los criollos, quisiera remarcar un poco más en la visión de la independencia que vive en nuestro imaginario colectivo.   Creemos, los que estamos en contra o a favor de la independencia que a partir del 15 de septiembre de 1821 se empieza a forjar de manera clara y precisa lo que conocemos o desconocemos hoy como la Guatemala independiente.  En realidad hay un desfaz de más de cincuenta años. 

La impregnación de imagenes, reverencias y lealtades propias de lo que conocemos como el civismo nacional se forman y consolidan a partir de 1871, con la llegada de los liberales y sus ideas al poder.  De igual forma con la entronización del Ejército de Guatemala y con el surgimiento de las élites cafetaleras que con el gobierno liberal reciben un espaldarazo, o en otros casos, la venida al país de extranjeros promovidos por las ideas "modernistas, liberales y darwinistas" de Barrios y Granados, quienes darán a la inmigración europea carta abierta para la tecnificación de la producción agrícola, el ingreso a mercados extranjeros de sus productos y por otro lado, la hilarante idea del "mejoramiento de la raza".

Como parte de su afianzamiento en el poder los liberales inician a construir una intrincada red para dar soporte y legitimidad a su poder y permanencia en él, tomando en cuenta que corrían con un enemigo que aún se encontraba fortalecido en el país  que eran los conservadores.  Estos últimos representados en la Iglesia y en los criollos que detentaban la riqueza anteriormente y mantenían el bloqueo para que los liberales (mestizos en buen número) pudieran legitimamente dirigir al país.  Guatemala vivía  en una realidad estamental y de castas cosntruida y solidificada durante todo el período colonial.  Obviamente, el poder de las armas por sí solo no logra sellar los procesos por lo que inicia un trabajo más amplio.

 Sala Liberal, Foto tomada de: http://www.laantigua-guatemala.com/index.html
En la mayoría de países a donde la ideología liberal había llegado para finales o mediados del siglo XIX, se generaban "mitos" sobre el orígen de todos los procesos.  La pretendida cultura letrada que se tenía que esparcir y hacer accesible a todos los ciudadanos tenía como objetivo de igual manera la legitimación de la estructura política y económica de los liberales.  Y así se genera la idea de la unión nacional, de la bandera, del pabellón, de la reverencia a los símbolos patrios.  Y, de forma audaz, la sustitución del mito de la religión por uno sobre la independencia y la formación del Estado Nacional.  Todo esto basado en las armas, en las marchas, en la retórica militar y en mitos y más mitos.

Foto tomada de http://www.laantigua-guatemala.com/index.html
El tema es muy amplio para discutirlo y dejarlo cerrado en una intervención como esta, sin embargo, a manera de conclusión y para aportar algo a la visión que existe sobre la "independencia" y las circunstancias que la rodearon, hay que tomar en cuenta que nos estamos enfrentando a una construcción fruto de la hagiografía de la época, un relato mítico creado por quienes quisieron dar forma a una construcción estatal que a pesar de recibir críticas cada 15 de septiembre, sigue siendo el discurso dominante.  ¿Cómo se desmonta esto? y ¿cómo lo vamos a hacer? serían dos preguntas obligadas, pues decir que vamos a "refundar" el Estado cuando éste en sí mismo es una construcción liberal, será simplemente llegar a lo mismo e iniciar con los mitos que años después serán cuestionados y cambiados y así discurriremos hasta la eternidad.