28-8-15
EXPERIMENTOS
EN HUMANOS EN GUATEMALA 1946-48
COMISIÓN
TÉCNICA
EXPERIMENTOS
EN SERES HUMANOS
EL
CASO GUATEMALA 1946- 48
Abril,
2011
GUATEMALA
PRESENTACIÓN.
El
presente documento se construyó con las contribuciones de las
siguientes personas:
La
coordinación general, co-diseño de la investigación, la
descripción de los hechos, el
contexto
histórico, político y social del país en la época, las
conclusiones y la introducción
estuvieron
a cargo del Dr. Jorge Solares; en el diseño del proceso, la
planificación y
coordinación
académica, el Dr. Rubén González; contribuciones en bioética por
la Dra.
Iris
Cazali, el Dr. Carlos Mejía (del Colegio de Médicos y Cirujano de
Guatemala) y por la
comisión
de Bioética del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. La
sección 2
(Fijando
una postura: La Bioética), se incluye con la autorización del
doctor José García
Noval
quien no formó parte de la Comisión Técnica pero proporcionó su
documento
elaborado
en octubre de 2010 para plantear preguntas y problemas previsibles en
una
investigación
desde la perspectiva bioética. Los aspectos históricos -
institucionales y de
Salud
Pública fueron desarrollados por el Dr. Gustavo Estrada Galindo y el
Dr. Enrique
Gordillo
Castillo; el análisis de la metodología de los experimentos y la
perspectiva
epidemiológica
fueron desarrolladas por el Dr. Joaquín Barnoya y la Dra. Judith
García. El
Dr.
Fredy Ochaeta, quien tampoco estuvo dentro de la Comisión Técnica,
cooperó con la
sección
sobre Derecho Internacional.
En
la revisión de insumos y aportes a los contenidos participaron los
doctores: Guillermo
Echeverría,
Viceministro Administrativo de Salud, el Dr. Mario Figueroa,
Coordinador del
Comité
Nacional de Ética en Salud (MSPAS), el Dr. Oscar Cóbar, delegado
del CONCYT y el
Sr.
Gustavo Meoño, Director del Archivo Histórico de la Policía
Nacional.
El
Archivo de la Paz, el Archivo General de Centro América y el Archivo
Histórico de la
Policía
Nacional sistematizaron y proveyeron información de los archivos de
John Cutler
enviados
por los Estados Unidos de Norteamérica.
El
Ministerio de la Defensa, proporcionó los servicios de traducción
de los documentos
enviados
por el Gobierno de Estados Unidos y del de la Dra. Susan Reverby,
Thomas
Frieden
y Francis Collins, del CDC y otros pertinentes.
La
Procuraduría General de la Nación aportó un valioso análisis
jurídico y el Ministerio de
Gobernación
apropiadas observaciones al documento. Asimismo, aporte del
economista
José
Molina Calderón, ex asesor del Ministerio de Finanzas y participante
en informes
presidenciales.
1.
INTRODUCCIÓN
El
3 de octubre de 2010, resonó en la prensa nacional e internacional
una impactante
noticia:
el hallazgo de la Dra. Susan Reverby (Wellesley College, Estados
Unidos) sobre
experimentos
médicos en personas de condición humilde en Guatemala durante el
período
1946-1948, dirigidos y realizados por profesionales de la salud de
Estados Unidos
con
asistencia de guatemaltecos. Dichos experimentos consistieron en
infectar y
experimentar
deliberada, subrepticia e inconsultamente con sífilis, gonorrea y
chancroide
a
cientos de personas de estratos desvalorizados y carentes de
autonomía en Guatemala:
soldados,
prisioneros, enfermos mentales y sexoservidoras. Niños huérfanos
del Hospicio
nacional
y niños escolares en el Puerto de San José también fueron parte
del estudio. Un
objetivo
de los médicos estadounidenses era comprobar experimentalmente el
modelo
de
transmisión humana de esas enfermedades venéreas y la eficacia de
la recién
descubierta
penicilina para su tratamiento y profilaxis. Expresamente se
manifestó que un
beneficiario
serían las tropas del Ejército de los Estados Unidos en ultramar.
La noticia
determinó
que el Gobierno de los Estados Unidos, por medio de su Presidente
Barack
Obama,
ofreciera una disculpa pública al de Guatemala en octubre de 2010 y
posteriormente
le entregara los archivos del Dr. Cutler sobre el experimento.
El
estudio de la Dra. Reverby elaborado sobre la base de los documentos
originales de la
experimentación,
proporcionaba una panorámica bastante completa, razón por la que ha
constituido
una base muy útil para la Comisión Técnica, sobre todo antes del
recibo y
digitalización
de los archivos del Dr. Cutler. Sin embargo, obviamente se necesitaba
la
perspectiva
desde la nación guatemalteca: un análisis del contexto socio -
histórico
nacional
y su relación con Estados Unidos, el criterio de instituciones
jurídicas nacionales y
una
perspectiva internacional, la situación institucional de la salud en
Guatemala y la
discusión
ética y bioética.
Si
bien se causaron daños biomédicos y psicológicos, existen otras
dimensiones como las
sociales
cuyos estragos no surgen espontáneamente con las noticias reveladas
y que en
aras
de la justicia humana y la dignidad nacional, requieren una
indagación profunda para
comprender
integralmente el problema. ¿Qué fue lo que pasó, por qué, cuáles
fueron los
mecanismos
sociales que permitieron tal vulneración y que permaneciera oculta
por más
de
sesenta años? ¿Puede volver a ocurrir en la actualidad? Las
respuestas son una tarea
impostergable
y necesaria para el Estado guatemalteco a efecto de tomar decisiones
que
permitan
no sólo reparar el daño sino prevenirlo.
De
ahí que el Gobierno guatemalteco nombrara una Comisión Presidencial
dirigida por el
Vicepresidente
de la República e integrada por la Procuraduría General de la
Nación y los
Ministros
de Relaciones Exteriores, de Gobernación, de la Defensa Nacional y
de Salud
Pública
y Asistencia Social. Como Invitados especiales, la Procuraduría de
los Derechos
Humanos
(PDH), el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala
(INACIF),la
Comisión
Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de
Derechos
Humanos
(COPREDEH), el Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala y otras
instituciones
que se consideraren pertinentes como el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología
(CONCYT). Como objetivo estuvo “investigar y esclarecer sobre la
base de la
dignidad
humana y ética, los hechos históricos, científicos, políticos y
sociales por los que
científicos
de los Estados Unidos de América, durante los años de 1946 a 1948,
practicaron
experimentos
con personas en Guatemala, afectándoles en su salud, contagiándoles
intencionalmente
con enfermedades de transmisión sexual, entre otras, sífilis,
gonorrea y
chancroide”.
Ello implicó posicionar el país ante lo acontecido y orientar
acciones futuras
en
materia de reparación y no repetición de estos hechos.
Para
efectuar la investigación pertinente, el Vicepresidente nombró el
25 de octubre de
2010,
a un Secretario Ejecutivo para integrar una Comisión Técnica que,
desde una
perspectiva
nacional e integración multidisciplinaria, proporcionara al Estado
la
información
fundamental desde diferentes perspectivas teniendo como propósito
primordial
la búsqueda de la dignificación nacional por medio del
esclarecimiento de la
verdad
en estos experimentos. Establecer qué derechos humanos fueron
conculcados en
el
contexto de dicha época. Poder determinar si las acciones en ambos
países
constituyeron
o no, política de gobierno
Esta
Comisión quedó conformada con profesionales de la bioética,
metodología científica,
salud
pública, antropología social, historia y ciencias jurídicas, y
principió presentando un
proyecto
original que fue aprobado por la Comisión Presidencial y articulado
dentro de
protocolos
del PNUD, la instancia financiadora. A la Comisión Técnica se sumó
un grupo
multiinstitucional
en salud de análisis y propuesta, conformado por el Vice Ministro
Administrativo
de Salud, el representante del Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología, el
coordinador
de la Comisión Nacional de Ética en Salud, el Presidente del
Colegio de
Médicos,
la Presidenta del Tribunal de Honor del Colegio de Médicos y una
experta del
Centro
Nacional de Epidemiología. Se estipuló reserva de confidencialidad
hasta el final.
El
proceso fue diseñado en varias etapas, las cuales principiaban con
un diagnóstico inicial
y
el análisis de la información, y a partir de esto, la
profundización de los hechos,
incluyendo
el esclarecimiento de los impactos en los ámbitos individual,
institucional y
nacional
y el desarrollo de propuestas para la reparación y la no repetición.
Con
recursos y plazo restringidos (febrero - abril, 2011), se realizó la
etapa que culmina
con
este documento y que consistió en la identificación, recopilación,
sistematización,
interpretación
y análisis de la información disponible, y con esto la integración
en un
documento
comprehensivo que sentara las bases para futuros desarrollos.
Este
documento incluye análisis bioético en el cual la sección
intitulada “Fijando una
postura:
la Bioética” fue escrita por su autor -que no formó parte de la
Comisión Técnicaen
el
mes de octubre de 2010 y aceptó que dicho trabajo resumido fuese
incluido en este
informe,
con el objetivo de proponer preguntas y algunas orientaciones para
las
investigaciones
que pudieran surgir sobre el tema. Otros aportes desde la perspectiva
bioética
fueron proporcionados por el Colegio de Médicos y Cirujanos y el
Ministerio de
Salud
Pública). Los hechos se describen con base principalmente en
información
secundaria,
fuentes de Estados Unidos como el de la Dra. Susan Reverby, del CDC y
de los
Drs.
Frieden y Collins, por no contar en esa etapa, por lo tanto inicial,
con toda la
información
sobre los archivos de Cutler en proceso de conservación y el plazo
insuficiente
para trabajar sobre dicha fuente. En otra parte se analiza el
experimento
desde
su metodología abordando las interrogantes sobre su utilidad
científica. A partir de
los
hechos, se hace un análisis del contexto sociopolítico, histórico,
institucional y legal de
la
nación guatemalteca en ese entonces. Otro análisis sobre la
autoridad sanitaria nacional
y
sus instituciones incluyendo apreciaciones sobre los actores y sus
responsabilidades en
los
experimentos humanos.
Al
ser este documento una etapa inicial, aún queda la indagación de
los impactos
familiares
e individuales en el ámbito ético, de derechos humanos, sociales y
culturales,
además
de las relaciones entre los individuos del experimento, más detalles
sobre las
instituciones
nacionales y extranjeras involucradas y la sociedad en su conjunto
así como
las
circunstancias que rodeaban a los actores nacionales. También queda
pendiente
inquirir
sobre los posibles efectos en las familias de los sujetos afectados
para posibles
procesos
de reparación.
De
lo que ha sido un complejo trabajo de especialistas, se presenta a
continuación la
síntesis
elaborada con insumos por ellos generados y sometidos a análisis
colectivo,
mediante
actividades académicas. La postulación inicial se identifica con
los resultados
del
trabajo: prácticas como éstas constituyeron gravísimas violaciones
a los más
fundamentales
derechos humanos.
2.
LOS HECHOS
En
octubre de 2010 se conoció internacionalmente la noticia de que en
Guatemala, entre
1946
y 1948, hombres y mujeres de sectores pobres, desvalorizados y
totalmente
vulnerables
habían sido experimentalmente manipulados e infectados de
enfermedades
venéreas
sin conocimiento informado de su parte y sin su consentimiento, por
un equipo
de
médicos estadounidenses encabezados por el Dr. John C. Cutler,
verdadero promotor y
conductor
de los experimentos, y algunos guatemaltecos cuya responsabilidad es
en
todavía
discutida. Este capítulo expondrá lo esencial de lo ocurrido.
Entre
1946 y 1948, el Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades
Venéreas (VDRL)
del
Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos de Norteamérica
(USPHS) y la Oficina
Sanitaria
Panamericana (OSP, siglas inglesas: PASB), virtualmente una
dependencia del
gobierno
estadounidense instalado en América Latina y antecesora de la actual
Organización
Panamericana de la Salud (OPS), decidieron, diseñaron y patrocinaron
experimentos
humanos en Guatemala infectando deliberadamente y subrepticiamente
con
microorganismos que causaban severas enfermedades de transmisión
sexual (sífilis,
gonorrea
y chancroide) a personas que sirvieron de sujetos de experimentación
biológica.
Estos
sujetos desconocedores de lo que se les haría, provenían de
sectores menesterosos,
despreciados
y desprotegidos de la población guatemalteca (prisioneros, soldados,
enfermos
mentales y trabajadoras del sexo).
La
dirección de los experimentos estuvo a cargo del médico
estadounidense Dr. John C.
Cutler,
del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, en relación
con el Laboratorio
de
Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL). Cutler desarrolló
estos
experimentos
bajo la supervisión de los médicos, Dr. R.C. Arnold y John F.
Mahoney,
pertenecientes
ambos al Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos (USPHS) y
al
Laboratorio
de Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL). De acuerdo con
la
documentación
disponible, estas personas mencionaron tener como enlace y
colaborador
principal
en Guatemala al médico Dr. Juan Manuel Funes, entonces Jefe de la
División de
Control
de Enfermedades Venéreas de la Dirección de Sanidad Pública de
Guatemala, con
colaboración
de funcionarios en los Ministerios de Salud, de Gobernación y de la
Defensa
del
Gobierno guatemalteco del Dr. Juan José Arévalo. Estos hechos no se
conocieron, ni en
Estados
Unidos ni en Guatemala en todo este tiempo, hasta que en 2010 destapó
el
escándalo
en el ámbito nacional e internacional la científica social
estadounidense,
Profesora
Susan Reverby del Wellesley College de Estados Unidos. La Profesora
Reverby
investigaba
los experimentos humanos de Tuskegee (sobre lo cual ha escrito dos
libros)
cuando
se encontró casualmente en 2009 con los materiales del Dr. Cutler
sobre
Guatemala
en los archivos de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.
fotos de: Center for Disease Control and Prevention
http://www.cdc.gov/tuskegee/timeline.htm
Tuskegee,
ciudad de Alabama, Estados Unidos donde entre 1932 y 1972,
los
Servicios de Salud Pública de esa nación (incluido el Dr. Cutler)
experimentaron
con sífilis no tratada (a pesar de que la penicilina ya había
sido
descubierta y se conocía de su eficacia para el tratamiento de la
sífilis)
en 399 jornaleros varones afroamericanos, la mayoría analfabetos,
sin
“conocimiento informado”, y engañándolos al decírseles que
tenían
“mala
sangre”. De los 399, murieron 128 de sífilis y 100 de
complicaciones
médicas
asociadas; 40 de las esposas de los sujetos resultaron infectadas
y
19 niños sufrieron sífilis congénita. El estudio fue cancelado al
enterarse
la prensa; del juicio moral nació el Informe Belmont en 1979.
Cuando
la Dra. Reverby lo estudiaba en los archivos de la Universidad de
Pittsburgh,
accidentalmente descubrió el caso Guatemala.
Aunque
la Dra. Reverby planeaba divulgar estos hallazgos hasta enero de
2011, la noticia
accidentalmente
salió a luz en el año 2010. A partir de estas revelaciones,
personal del
Centro
de Control y Prevenciones de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC,
siglas en
inglés)
se había dado a la tarea de revisar el material de Cutler en la
Universidad de
Pittsburgh,
produciendo otro documento básico. Thomas R. Frieden, Director de
los
Centros
para el Control y Prevención de Enfermedades (Centers
for Disease Control and
Prevention)
y Francis S. Collins, Director de los Institutos Nacionales de Salud
(National
Institutes
of Health),
textualmente expresan que “el
trabajo fue dirigido por Cutler y
realizado
con conocimiento de sus superiores, incluido Thomas Parran Jr.,
entonces
Cirujano
General -(Surgeon
general, alto funcionario, Jefe Operativo de los Servicios de
Salud
Pública del Gobierno federal de EEUU, nombrado por el Presidente y
confirmado
por
el Senado estadounidense)- con
el patrocinio financiero que el Instituto Nacional de
Salud
(siglas
inglesas NIH)
otorgó a la Oficina Sanitaria Panamericana”,
antecesora de la
actual
Organización Panamericana de la Salud, OPS. (JAMA, 2010).
Cutler,
administrador e investigador en salud pública buscando
renombre
internacional en enfermedades de transmisión sexual.
Fue
Asistente del Director General de Salud Pública del Servicio de
Salud
Pública de Estados Unidos (USPHS) y Subdirector de la
Oficina
Sanitaria Panamericana (OSP, precursora de la actual
Organización
Panamericana de la Salud, OPS). Profesor de la
Escuela
en Salud Pública y en la Escuela de Asuntos Públicos e
Internacionales.
Además de Guatemala, trabajó en India y África
Occidental.
Falleció en 2003.
John Cutler muere en 2003, condujo experimentos en U.S.A. Guatemala, India y Africa Occidental
Fotografía de: Blog de León Keller.
http://leonkeller.blogspot.com/
El
estudio fue conducido por el Laboratorio de Investigación de
Enfermedades Venéreas
del
USPHS, el cual se transformó más tarde en CDC (Centros para el
Control y Prevención
de
Enfermedades), todos en cooperación con investigadores guatemaltecos
(JAMA 2010)
Los
archivos de Cutler en la Universidad de Pittsburgh que cubren el
estudio de 1946-48,
incluyen:
extensos reportes sumarios sobre sífilis y más breves sobre
gonorrea y
chancroide;
correspondencia entre Cutler y colegas del USPHS; registros
experimentales,
libros
de registro y sobre los sujetos inoculados de sífilis, historias
basales, exámenes
físicos
y resultados serológicos de sífilis; número de experimento,
seguimiento serológico
de
sífilis y hallazgos de exámenes clínicos; fechas y dosis de
penicilina.
El
estudio parece haber terminado en 1948 aunque algunos exámenes de
laboratorio para
seguimiento
continuaron hasta principios de 1950. No hay indicios de que los
resultados
de
los experimentos de inoculación de enfermedades de transmisión
sexual hayan sido
alguna
vez publicados en la literatura científica o en otras instancias,
aunque algunos
resultados
fueron
utilizados para presentar Ponencias presentadas en el II Congreso
Centroamericano
de Venereología, ciudad de Guatemala en abril de 1948 y publicados
en
la
revista :
Salubridad y Asistencia,
Órgano divulgativo del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia
Social, Tomo II, Nos. 4-5-6-7 (abril-julio 1949).
En
los documentos disponibles de los archivos de Cutler se indica que
“Guatemala
fue
seleccionada
para estos estudios a sugerencia del Dr. Juan Funes1,
Jefe de la División de
Control
de Enfermedades Venéreas de Sanidad Pública de Guatemala”.
Algunos
de los factores que llevaron a generar expectativas para el
experimento en
Guatemala
fueron los siguientes: De acuerdo con la legislación vigente en este
país, la
prostitución
fue legalizada permitiéndosele a las trabajadoras sexuales ingresar
a las
cárceles
para sostener relaciones sexuales con los prisioneros. Otro factor:
Como todo lo
relacionado
con prostitución, contagios y tratamiento rápido para pacientes
infectados
estaba
a cargo de la División de Control de Enfermedades Venéreas, cuyo
Jefe era
precisamente
el Dr. J.M. Funes, lo que facilitó que se considerara a las
prisiones como
lugares
seguros, controlables e idóneos para experimentos humanos a efecto
de “estudiar
la
efectividad de la quimioprofilaxis después de la exposición sexual
a enfermedades
sexualmente
transmitidas” (CDC, 2011).
A
esas consideraciones podemos agregar una más de índole social: en
la administración de
Arévalo,
se suprimió la práctica histórica de hacer prisioneros políticos
como política de
gobierno,
además de que en esa época no existía la legislación actual de
protección a los
derechos
humanos (en la sección sobre el contexto sociopolítico, se
presentará la opinión
del
Presidente Arévalo acerca de esta discriminación inveterada).
En
los archivos de Cutler se afirma que el Dr. Funes exploró estas
ideas con sus colegas a
su
retorno a Guatemala, y que en Estados Unidos, esta misma idea fue
“oficialmente
aprobada”
“y continuaron las discusiones acerca de la factibilidad del
proyecto” por parte
de
representantes del Laboratorio de Investigaciones en Enfermedades
Venéreas –VDRLinstitución
que
se encargó “de
la dirección científica y técnica del proyecto, dando
personal
para dirigirlo”. El
Servicio de Salud Pública de Estados Unidos (USPHS) erogó el
dinero
para los experimentos y lo cursó a la Oficina Sanitaria
Panamericana,
con
la cual el
Gobierno
de Guatemala firmó el acuerdo que permitía “el
establecimiento del centro de
entrenamiento
e investigación” así
como convenios de “trabajo
cooperativo entre el
personal
de Oficina Sanitaria Panamericana y varias unidades del Gobierno para
propósitos
de investigación y entrenamiento”. Se
firmó además un acuerdo mediante el
cual,
cuando la OSP “dejara
de tener interés” en
la experimentación humana y en el
programa
de investigación y entrenamiento, todo el equipo y laboratorios
instalados en
Guatemala
por la Oficina Sanitaria Panamericana para los experimentos, pasarían
a manos
del
Gobierno guatemalteco y “el
personal local sería entrenado para trabajar en el
servicio
de salud pública el que, si lo deseara, asumiría la unidad como una
actividad
gubernamental”.
Y
de hecho, esto se convirtió en un programa de verdadero control
nacional en todo lo
que
fuera enfermedad venérea, con hegemonía absoluta, bajo la autoridad
de altos
funcionarios
en salud de Estados Unidos y funcionarios guatemaltecos. Cutler lo
expresó
de
esta manera: “esto
significó que el personal tenía autoridad para trabajar con las
autoridades
médicas y otras del centro de tratamiento rápido de enfermedades
venéreas
del
servicio público; en los hospitales gubernamentales; con
instalaciones médicas y
oficiales
del ejército; con instituciones al cuidado de huérfanos y dementes;
y con el
sistema
penal”
(CDC, 2011). Quedaba armada la estructura.
El
desarrollo del experimento fue relativamente conocido por la
comunidad científica
estadounidense.
Una carta de Mahoney a su subordinado Dr. Cutler, el 15 de octubre de
1946
expresa: “Su
espectáculo ya está atrayendo amplia y favorable atención aquí.
Con
frecuencia
se nos pregunta por el progreso del trabajo. El doctor T.B. Turner de
Johns
Hopkins
desea que verifiquemos la patogenicidad en el hombre de la
espiroqueta del
conejo;
al doctor Neurath de Duke le gustaría que hiciéramos el seguimiento
de los
pacientes
con su procedimiento de verificación; el Dr. Parran (“General
Surgeon”) y
probablemente
el doctor Moore podrían caerle de visita empezando el año.”
Siempre
Mahoney
a Cutler, el 23 de diciembre de 1946: “El
General Surgeon se ha visto
entusiastamente
interesado en el proyecto Guatemala” (CDC,
2011).
2.1
Las enfermedades
Antes
de avanzar es conveniente revisar de manera breve y general algunos
elementos de
la
enfermedad que fue el objeto central de los experimentos. La sífilis
es una enfermedad
infecto
- contagiosa, endémica, crónica, de serias consecuencias para la
salud, causada por
el
microorganismo Treponema
pallidum. Se
propaga por contagio interhumano y el
mecanismo
predominante es el sexual. Se desarrolla en 3 etapas que se
manifiestan desde
lesiones
locales o chancro (sífilis primaria), luego lesiones en piel y
mucosas, más síntomas
generales
(sífilis secundaria), hasta formar lesiones en órganos internos que
pueden
generar
dificultad en movimientos, parálisis, ceguera, demencia y muerte
(sífilis terciaria).
Puede
transmitirse de la madre al feto (sífilis congénita). El
microorganismo causante, el
Treponema
pallidum, está
presente en el líquido cefalorraquídeo. No es fácil reproducir la
sífilis
en personas sanas y la espiroqueta no puede ser cultivada in vitro
(Reverby, 2011).
La
sífilis siempre se consideró una enfermedad sucia,
degradante
y denigrante por lo que sus víctimas,
cargadas
de sentimientos de inculpación, han sido
objeto
de rechazo social. De esa suerte, en Europa,
cada
país se la achacaba al vecino: “mal italiano” para
los
franceses; “mal francés” para los italianos,
españoles
e ingleses; ; “mal napolitano” para los demás
italianos;
“mal portugués” para los españoles; “mal
español”
para los portugueses y los holandeses,
colonia
entonces de España; “mal polaco” para los
rusos;
“mal chino” para los japoneses; “mal cristiano”
para
los turcos musulmanes; “mal americano” por los
invasores
europeos del continente.
Las
otras enfermedades venéreas incluidas en los experimentos de
Guatemala, fueron:
gonorrea,
enfermedad de transmisión sexual y que afecta la uretra, el cuello
del útero,
recto,
faringe u ojos; se caracteriza, entre otras cosas, por secreciones
blanquecinas en los
órganos
sexuales y por ardor al orinar. Chancroide o chancro blando,
enfermedad de
transmisión
sexual, caracterizada por lesión ulcerosa genital como el chancro
sifilítico pero
doloroso
y sucio.
Como
en la serología (examen de sangre para comprobar presencia de
anticuerpos contra
una
enfermedad en la sangre total o en el suero al centrifugar la sangre
ya coagulada) la
opiniones
llevaron a pensar que en determinadas áreas tropicales y
subtropicales se daba
un
alto grado de resultados positivos en el suero, hubiera o no sífilis.
Al tenor de
presunciones
racialistas como las argumentadas en el caso de Tuskegee y ante su
búsqueda
en el altiplano guatemalteco y en la tropa del Ejército, “George
Cheever
Shattuck
de la Escuela de Medicina Tropical de Harvard concluyó que la
sífilis era más
frecuente
en ladinos sobre todo capitalinos mientras que entre los indígenas
era leve”
(Reverby,
2011). Lo de etnicidad y Ejército se discutirá en el capítulo
respectivo.
En
la década de 1940, el Servicio de Salud Pública de los Estados
Unidos de Norteamérica
(USPHS)
y su dependencia, el Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades
Venéreas
(VDRL)
llevaron a cabo investigaciones de quimioprofilaxis para llegar a
tener
preparaciones
más efectivas y aceptables para las tropas de los Estados Unidos en
el
extranjero,
que el agente ampliamente usado en los servicios militares durante la
II Guerra
Mundial
(calomel –sal de mercurio3-
sulfatiazol, petrolato blanco, aceite mineral ligero y
alcohol
cetílico). Hubo interés tanto en preparaciones tópicas como en
penicilina sistémica
y
se efectuaron estudios en la Marina de los Estados Unidos, toda vez
que uno de los
propósitos
básicos de estos estudios era proteger a las tropas de Estados
Unidos
destacadas
en el exterior.
Antiguamente
se intentaba curar la sífilis con
mercurio,
pero era sumamente tóxico. En 1901, el
biólogo
alemán Paul Ehrlich (1854-1915), Premio
Nobel
de Medicina y Fisiología en 1908 y considerado
el
creador de la quimioterapia, descubrió el producto
de
arsénico llamado “salvarsán” para curar la sífilis.
Tanto
el salvarsán como el neosalvarsán fueron en
1944
desplazados por la inocua penicilina.
A
finales de la II Guerra Mundial la penicilina se volvió disponible
iniciando la era de los
antibióticos,
y mostró eficacia contra la sífilis pero sus dosis y limitaciones
estaban
todavía
por descubrirse. Cuando fue mostrándose efectiva contra la sífilis,
el Dr. Joseph
Earle
Moore del Johns Hopkins, junto con otros científicos, se lamentaban
porque por la
eficacia
de la penicilina, la sífilis parecía estar desapareciendo y con
ella, sus fascinantes
acertijos
que quedarían sin resolver (Reverby 2011).
1El
médico guatemalteco Juan Manuel Funes, investigador asociado
durante un año en el Laboratorio de
Investigaciones
en Enfermedades Venéreas (VDRL) en Nueva York asignado por el
Instituto de Asuntos
Inter-Americanos,
trabajó en quimioprofilaxis de enfermedades trasmitidas
sexualmente.
2Sensibilidad
se le llama a la capacidad de una prueba para detectar una
enfermedad obteniendo resultado
positivo
de la enfermedad en un afectado. Especificidad es la probabilidad de
una prueba de obtener
resultado
negativo en persona sana.
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