Tuesday, April 26, 2016

Apuntes sobre la bioética y la experimentación en humanos por parte de los científicos norteamericanos. El caso Guatemala, reporte de la comisión presidencial.

28-8-15
COMISIÓN PRESIDENCIAL PARA EL ESCLARECIMIENTO DE LOS
EXPERIMENTOS EN HUMANOS EN GUATEMALA 1946-48
COMISIÓN TÉCNICA
EXPERIMENTOS EN SERES HUMANOS
EL CASO GUATEMALA 1946- 48
Abril, 2011
GUATEMALA
PRESENTACIÓN.

El presente documento se construyó con las contribuciones de las siguientes personas:
La coordinación general, co-diseño de la investigación, la descripción de los hechos, el
contexto histórico, político y social del país en la época, las conclusiones y la introducción
estuvieron a cargo del Dr. Jorge Solares; en el diseño del proceso, la planificación y
coordinación académica, el Dr. Rubén González; contribuciones en bioética por la Dra.
Iris Cazali, el Dr. Carlos Mejía (del Colegio de Médicos y Cirujano de Guatemala) y por la
comisión de Bioética del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social. La sección 2
(Fijando una postura: La Bioética), se incluye con la autorización del doctor José García
Noval quien no formó parte de la Comisión Técnica pero proporcionó su documento
elaborado en octubre de 2010 para plantear preguntas y problemas previsibles en una
investigación desde la perspectiva bioética. Los aspectos históricos - institucionales y de
Salud Pública fueron desarrollados por el Dr. Gustavo Estrada Galindo y el Dr. Enrique
Gordillo Castillo; el análisis de la metodología de los experimentos y la perspectiva
epidemiológica fueron desarrolladas por el Dr. Joaquín Barnoya y la Dra. Judith García. El
Dr. Fredy Ochaeta, quien tampoco estuvo dentro de la Comisión Técnica, cooperó con la
sección sobre Derecho Internacional.
En la revisión de insumos y aportes a los contenidos participaron los doctores: Guillermo
Echeverría, Viceministro Administrativo de Salud, el Dr. Mario Figueroa, Coordinador del
Comité Nacional de Ética en Salud (MSPAS), el Dr. Oscar Cóbar, delegado del CONCYT y el
Sr. Gustavo Meoño, Director del Archivo Histórico de la Policía Nacional.
El Archivo de la Paz, el Archivo General de Centro América y el Archivo Histórico de la
Policía Nacional sistematizaron y proveyeron información de los archivos de John Cutler
enviados por los Estados Unidos de Norteamérica.
El Ministerio de la Defensa, proporcionó los servicios de traducción de los documentos
enviados por el Gobierno de Estados Unidos y del de la Dra. Susan Reverby, Thomas
Frieden y Francis Collins, del CDC y otros pertinentes.
La Procuraduría General de la Nación aportó un valioso análisis jurídico y el Ministerio de
Gobernación apropiadas observaciones al documento. Asimismo, aporte del economista
José Molina Calderón, ex asesor del Ministerio de Finanzas y participante en informes
presidenciales.

1. INTRODUCCIÓN

El 3 de octubre de 2010, resonó en la prensa nacional e internacional una impactante
noticia: el hallazgo de la Dra. Susan Reverby (Wellesley College, Estados Unidos) sobre
experimentos médicos en personas de condición humilde en Guatemala durante el
período 1946-1948, dirigidos y realizados por profesionales de la salud de Estados Unidos
con asistencia de guatemaltecos. Dichos experimentos consistieron en infectar y
experimentar deliberada, subrepticia e inconsultamente con sífilis, gonorrea y chancroide
a cientos de personas de estratos desvalorizados y carentes de autonomía en Guatemala:
soldados, prisioneros, enfermos mentales y sexoservidoras. Niños huérfanos del Hospicio
nacional y niños escolares en el Puerto de San José también fueron parte del estudio. Un
objetivo de los médicos estadounidenses era comprobar experimentalmente el modelo
de transmisión humana de esas enfermedades venéreas y la eficacia de la recién
descubierta penicilina para su tratamiento y profilaxis. Expresamente se manifestó que un
beneficiario serían las tropas del Ejército de los Estados Unidos en ultramar. La noticia
determinó que el Gobierno de los Estados Unidos, por medio de su Presidente Barack
Obama, ofreciera una disculpa pública al de Guatemala en octubre de 2010 y
posteriormente le entregara los archivos del Dr. Cutler sobre el experimento.
El estudio de la Dra. Reverby elaborado sobre la base de los documentos originales de la
experimentación, proporcionaba una panorámica bastante completa, razón por la que ha
constituido una base muy útil para la Comisión Técnica, sobre todo antes del recibo y
digitalización de los archivos del Dr. Cutler. Sin embargo, obviamente se necesitaba la
perspectiva desde la nación guatemalteca: un análisis del contexto socio - histórico
nacional y su relación con Estados Unidos, el criterio de instituciones jurídicas nacionales y
una perspectiva internacional, la situación institucional de la salud en Guatemala y la
discusión ética y bioética.
Si bien se causaron daños biomédicos y psicológicos, existen otras dimensiones como las
sociales cuyos estragos no surgen espontáneamente con las noticias reveladas y que en
aras de la justicia humana y la dignidad nacional, requieren una indagación profunda para
comprender integralmente el problema. ¿Qué fue lo que pasó, por qué, cuáles fueron los
mecanismos sociales que permitieron tal vulneración y que permaneciera oculta por más
de sesenta años? ¿Puede volver a ocurrir en la actualidad? Las respuestas son una tarea
impostergable y necesaria para el Estado guatemalteco a efecto de tomar decisiones que
permitan no sólo reparar el daño sino prevenirlo.
De ahí que el Gobierno guatemalteco nombrara una Comisión Presidencial dirigida por el
Vicepresidente de la República e integrada por la Procuraduría General de la Nación y los
Ministros de Relaciones Exteriores, de Gobernación, de la Defensa Nacional y de Salud
Pública y Asistencia Social. Como Invitados especiales, la Procuraduría de los Derechos
Humanos (PDH), el Instituto Nacional de Ciencias Forenses de Guatemala (INACIF),la
Comisión Presidencial Coordinadora de la Política del Ejecutivo en Materia de Derechos
Humanos (COPREDEH), el Colegio de Médicos y Cirujanos de Guatemala y otras
instituciones que se consideraren pertinentes como el Consejo Nacional de Ciencia y
Tecnología (CONCYT). Como objetivo estuvo “investigar y esclarecer sobre la base de la
dignidad humana y ética, los hechos históricos, científicos, políticos y sociales por los que
científicos de los Estados Unidos de América, durante los años de 1946 a 1948, practicaron
experimentos con personas en Guatemala, afectándoles en su salud, contagiándoles
intencionalmente con enfermedades de transmisión sexual, entre otras, sífilis, gonorrea y
chancroide”. Ello implicó posicionar el país ante lo acontecido y orientar acciones futuras
en materia de reparación y no repetición de estos hechos.
Para efectuar la investigación pertinente, el Vicepresidente nombró el 25 de octubre de
2010, a un Secretario Ejecutivo para integrar una Comisión Técnica que, desde una
perspectiva nacional e integración multidisciplinaria, proporcionara al Estado la
información fundamental desde diferentes perspectivas teniendo como propósito
primordial la búsqueda de la dignificación nacional por medio del esclarecimiento de la
verdad en estos experimentos. Establecer qué derechos humanos fueron conculcados en
el contexto de dicha época. Poder determinar si las acciones en ambos países
constituyeron o no, política de gobierno
Esta Comisión quedó conformada con profesionales de la bioética, metodología científica,
salud pública, antropología social, historia y ciencias jurídicas, y principió presentando un
proyecto original que fue aprobado por la Comisión Presidencial y articulado dentro de
protocolos del PNUD, la instancia financiadora. A la Comisión Técnica se sumó un grupo
multiinstitucional en salud de análisis y propuesta, conformado por el Vice Ministro
Administrativo de Salud, el representante del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, el
coordinador de la Comisión Nacional de Ética en Salud, el Presidente del Colegio de
Médicos, la Presidenta del Tribunal de Honor del Colegio de Médicos y una experta del
Centro Nacional de Epidemiología. Se estipuló reserva de confidencialidad hasta el final.
El proceso fue diseñado en varias etapas, las cuales principiaban con un diagnóstico inicial
y el análisis de la información, y a partir de esto, la profundización de los hechos,
incluyendo el esclarecimiento de los impactos en los ámbitos individual, institucional y
nacional y el desarrollo de propuestas para la reparación y la no repetición.
Con recursos y plazo restringidos (febrero - abril, 2011), se realizó la etapa que culmina
con este documento y que consistió en la identificación, recopilación, sistematización,
interpretación y análisis de la información disponible, y con esto la integración en un
documento comprehensivo que sentara las bases para futuros desarrollos.
Este documento incluye análisis bioético en el cual la sección intitulada “Fijando una
postura: la Bioética” fue escrita por su autor -que no formó parte de la Comisión Técnicaen
el mes de octubre de 2010 y aceptó que dicho trabajo resumido fuese incluido en este
informe, con el objetivo de proponer preguntas y algunas orientaciones para las
investigaciones que pudieran surgir sobre el tema. Otros aportes desde la perspectiva
bioética fueron proporcionados por el Colegio de Médicos y Cirujanos y el Ministerio de
Salud Pública). Los hechos se describen con base principalmente en información
secundaria, fuentes de Estados Unidos como el de la Dra. Susan Reverby, del CDC y de los
Drs. Frieden y Collins, por no contar en esa etapa, por lo tanto inicial, con toda la
información sobre los archivos de Cutler en proceso de conservación y el plazo
insuficiente para trabajar sobre dicha fuente. En otra parte se analiza el experimento
desde su metodología abordando las interrogantes sobre su utilidad científica. A partir de
los hechos, se hace un análisis del contexto sociopolítico, histórico, institucional y legal de
la nación guatemalteca en ese entonces. Otro análisis sobre la autoridad sanitaria nacional
y sus instituciones incluyendo apreciaciones sobre los actores y sus responsabilidades en
los experimentos humanos.
Al ser este documento una etapa inicial, aún queda la indagación de los impactos
familiares e individuales en el ámbito ético, de derechos humanos, sociales y culturales,
además de las relaciones entre los individuos del experimento, más detalles sobre las
instituciones nacionales y extranjeras involucradas y la sociedad en su conjunto así como
las circunstancias que rodeaban a los actores nacionales. También queda pendiente
inquirir sobre los posibles efectos en las familias de los sujetos afectados para posibles
procesos de reparación.
De lo que ha sido un complejo trabajo de especialistas, se presenta a continuación la
síntesis elaborada con insumos por ellos generados y sometidos a análisis colectivo,
mediante actividades académicas. La postulación inicial se identifica con los resultados
del trabajo: prácticas como éstas constituyeron gravísimas violaciones a los más
fundamentales derechos humanos.


2. LOS HECHOS
En octubre de 2010 se conoció internacionalmente la noticia de que en Guatemala, entre
1946 y 1948, hombres y mujeres de sectores pobres, desvalorizados y totalmente
vulnerables habían sido experimentalmente manipulados e infectados de enfermedades
venéreas sin conocimiento informado de su parte y sin su consentimiento, por un equipo
de médicos estadounidenses encabezados por el Dr. John C. Cutler, verdadero promotor y
conductor de los experimentos, y algunos guatemaltecos cuya responsabilidad es en
todavía discutida. Este capítulo expondrá lo esencial de lo ocurrido.
Entre 1946 y 1948, el Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL)
del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos de Norteamérica (USPHS) y la Oficina
Sanitaria Panamericana (OSP, siglas inglesas: PASB), virtualmente una dependencia del
gobierno estadounidense instalado en América Latina y antecesora de la actual
Organización Panamericana de la Salud (OPS), decidieron, diseñaron y patrocinaron
experimentos humanos en Guatemala infectando deliberadamente y subrepticiamente
con microorganismos que causaban severas enfermedades de transmisión sexual (sífilis,
gonorrea y chancroide) a personas que sirvieron de sujetos de experimentación biológica.
Estos sujetos desconocedores de lo que se les haría, provenían de sectores menesterosos,
despreciados y desprotegidos de la población guatemalteca (prisioneros, soldados,
enfermos mentales y trabajadoras del sexo).
La dirección de los experimentos estuvo a cargo del médico estadounidense Dr. John C.
Cutler, del Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos, en relación con el Laboratorio
de Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL). Cutler desarrolló estos
experimentos bajo la supervisión de los médicos, Dr. R.C. Arnold y John F. Mahoney,
pertenecientes ambos al Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos (USPHS) y al
Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades Venéreas (VDRL). De acuerdo con la
documentación disponible, estas personas mencionaron tener como enlace y colaborador
principal en Guatemala al médico Dr. Juan Manuel Funes, entonces Jefe de la División de
Control de Enfermedades Venéreas de la Dirección de Sanidad Pública de Guatemala, con
colaboración de funcionarios en los Ministerios de Salud, de Gobernación y de la Defensa
del Gobierno guatemalteco del Dr. Juan José Arévalo. Estos hechos no se conocieron, ni en
Estados Unidos ni en Guatemala en todo este tiempo, hasta que en 2010 destapó el
escándalo en el ámbito nacional e internacional la científica social estadounidense,
Profesora Susan Reverby del Wellesley College de Estados Unidos. La Profesora Reverby
investigaba los experimentos humanos de Tuskegee (sobre lo cual ha escrito dos libros)
cuando se encontró casualmente en 2009 con los materiales del Dr. Cutler sobre
Guatemala en los archivos de la Universidad de Pittsburgh, Estados Unidos.



fotos de: Center for Disease Control and Prevention
http://www.cdc.gov/tuskegee/timeline.htm


Tuskegee, ciudad de Alabama, Estados Unidos donde entre 1932 y 1972,
los Servicios de Salud Pública de esa nación (incluido el Dr. Cutler)
experimentaron con sífilis no tratada (a pesar de que la penicilina ya había
sido descubierta y se conocía de su eficacia para el tratamiento de la
sífilis) en 399 jornaleros varones afroamericanos, la mayoría analfabetos,
sin “conocimiento informado”, y engañándolos al decírseles que tenían
mala sangre”. De los 399, murieron 128 de sífilis y 100 de complicaciones
médicas asociadas; 40 de las esposas de los sujetos resultaron infectadas
y 19 niños sufrieron sífilis congénita. El estudio fue cancelado al
enterarse la prensa; del juicio moral nació el Informe Belmont en 1979.
Cuando la Dra. Reverby lo estudiaba en los archivos de la Universidad de
Pittsburgh, accidentalmente descubrió el caso Guatemala.

Aunque la Dra. Reverby planeaba divulgar estos hallazgos hasta enero de 2011, la noticia
accidentalmente salió a luz en el año 2010. A partir de estas revelaciones, personal del
Centro de Control y Prevenciones de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC, siglas en
inglés) se había dado a la tarea de revisar el material de Cutler en la Universidad de
Pittsburgh, produciendo otro documento básico. Thomas R. Frieden, Director de los
Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (Centers for Disease Control and
Prevention) y Francis S. Collins, Director de los Institutos Nacionales de Salud (National
Institutes of Health), textualmente expresan que “el trabajo fue dirigido por Cutler y
realizado con conocimiento de sus superiores, incluido Thomas Parran Jr., entonces
Cirujano General -(Surgeon general, alto funcionario, Jefe Operativo de los Servicios de
Salud Pública del Gobierno federal de EEUU, nombrado por el Presidente y confirmado
por el Senado estadounidense)- con el patrocinio financiero que el Instituto Nacional de
Salud (siglas inglesas NIH) otorgó a la Oficina Sanitaria Panamericana”, antecesora de la
actual Organización Panamericana de la Salud, OPS. (JAMA, 2010).

Cutler, administrador e investigador en salud pública buscando
renombre internacional en enfermedades de transmisión sexual.
Fue Asistente del Director General de Salud Pública del Servicio de
Salud Pública de Estados Unidos (USPHS) y Subdirector de la
Oficina Sanitaria Panamericana (OSP, precursora de la actual
Organización Panamericana de la Salud, OPS). Profesor de la
Escuela en Salud Pública y en la Escuela de Asuntos Públicos e
Internacionales. Además de Guatemala, trabajó en India y África
Occidental. Falleció en 2003.

John Cutler muere en 2003, condujo experimentos en U.S.A. Guatemala, India y Africa Occidental
Fotografía de: Blog de León Keller. 
http://leonkeller.blogspot.com/


El estudio fue conducido por el Laboratorio de Investigación de Enfermedades Venéreas
del USPHS, el cual se transformó más tarde en CDC (Centros para el Control y Prevención
de Enfermedades), todos en cooperación con investigadores guatemaltecos (JAMA 2010)
Los archivos de Cutler en la Universidad de Pittsburgh que cubren el estudio de 1946-48,
incluyen: extensos reportes sumarios sobre sífilis y más breves sobre gonorrea y
chancroide; correspondencia entre Cutler y colegas del USPHS; registros experimentales,
libros de registro y sobre los sujetos inoculados de sífilis, historias basales, exámenes
físicos y resultados serológicos de sífilis; número de experimento, seguimiento serológico
de sífilis y hallazgos de exámenes clínicos; fechas y dosis de penicilina.
El estudio parece haber terminado en 1948 aunque algunos exámenes de laboratorio para
seguimiento continuaron hasta principios de 1950. No hay indicios de que los resultados
de los experimentos de inoculación de enfermedades de transmisión sexual hayan sido
alguna vez publicados en la literatura científica o en otras instancias, aunque algunos
resultados fueron utilizados para presentar Ponencias presentadas en el II Congreso
Centroamericano de Venereología, ciudad de Guatemala en abril de 1948 y publicados en
la revista : Salubridad y Asistencia, Órgano divulgativo del Ministerio de Salud Pública y
Asistencia Social, Tomo II, Nos. 4-5-6-7 (abril-julio 1949).
En los documentos disponibles de los archivos de Cutler se indica que “Guatemala fue
seleccionada para estos estudios a sugerencia del Dr. Juan Funes1, Jefe de la División de
Control de Enfermedades Venéreas de Sanidad Pública de Guatemala”.
Algunos de los factores que llevaron a generar expectativas para el experimento en
Guatemala fueron los siguientes: De acuerdo con la legislación vigente en este país, la
prostitución fue legalizada permitiéndosele a las trabajadoras sexuales ingresar a las
cárceles para sostener relaciones sexuales con los prisioneros. Otro factor: Como todo lo
relacionado con prostitución, contagios y tratamiento rápido para pacientes infectados
estaba a cargo de la División de Control de Enfermedades Venéreas, cuyo Jefe era
precisamente el Dr. J.M. Funes, lo que facilitó que se considerara a las prisiones como
lugares seguros, controlables e idóneos para experimentos humanos a efecto de “estudiar
la efectividad de la quimioprofilaxis después de la exposición sexual a enfermedades
sexualmente transmitidas” (CDC, 2011).
A esas consideraciones podemos agregar una más de índole social: en la administración de
Arévalo, se suprimió la práctica histórica de hacer prisioneros políticos como política de
gobierno, además de que en esa época no existía la legislación actual de protección a los
derechos humanos (en la sección sobre el contexto sociopolítico, se presentará la opinión
del Presidente Arévalo acerca de esta discriminación inveterada).
En los archivos de Cutler se afirma que el Dr. Funes exploró estas ideas con sus colegas a
su retorno a Guatemala, y que en Estados Unidos, esta misma idea fue “oficialmente
aprobada” “y continuaron las discusiones acerca de la factibilidad del proyecto” por parte
de representantes del Laboratorio de Investigaciones en Enfermedades Venéreas –VDRLinstitución
que se encargó “de la dirección científica y técnica del proyecto, dando
personal para dirigirlo”. El Servicio de Salud Pública de Estados Unidos (USPHS) erogó el
dinero para los experimentos y lo cursó a la Oficina Sanitaria Panamericana, con la cual el
Gobierno de Guatemala firmó el acuerdo que permitía “el establecimiento del centro de
entrenamiento e investigación” así como convenios de “trabajo cooperativo entre el
personal de Oficina Sanitaria Panamericana y varias unidades del Gobierno para
propósitos de investigación y entrenamiento”. Se firmó además un acuerdo mediante el
cual, cuando la OSP “dejara de tener interés” en la experimentación humana y en el
programa de investigación y entrenamiento, todo el equipo y laboratorios instalados en
Guatemala por la Oficina Sanitaria Panamericana para los experimentos, pasarían a manos
del Gobierno guatemalteco y “el personal local sería entrenado para trabajar en el
servicio de salud pública el que, si lo deseara, asumiría la unidad como una actividad
gubernamental.
Y de hecho, esto se convirtió en un programa de verdadero control nacional en todo lo
que fuera enfermedad venérea, con hegemonía absoluta, bajo la autoridad de altos
funcionarios en salud de Estados Unidos y funcionarios guatemaltecos. Cutler lo expresó
de esta manera: “esto significó que el personal tenía autoridad para trabajar con las
autoridades médicas y otras del centro de tratamiento rápido de enfermedades venéreas
del servicio público; en los hospitales gubernamentales; con instalaciones médicas y
oficiales del ejército; con instituciones al cuidado de huérfanos y dementes; y con el
sistema penal” (CDC, 2011). Quedaba armada la estructura.
El desarrollo del experimento fue relativamente conocido por la comunidad científica
estadounidense. Una carta de Mahoney a su subordinado Dr. Cutler, el 15 de octubre de
1946 expresa: “Su espectáculo ya está atrayendo amplia y favorable atención aquí. Con
frecuencia se nos pregunta por el progreso del trabajo. El doctor T.B. Turner de Johns
Hopkins desea que verifiquemos la patogenicidad en el hombre de la espiroqueta del
conejo; al doctor Neurath de Duke le gustaría que hiciéramos el seguimiento de los
pacientes con su procedimiento de verificación; el Dr. Parran (“General Surgeon”) y
probablemente el doctor Moore podrían caerle de visita empezando el año.” Siempre
Mahoney a Cutler, el 23 de diciembre de 1946: “El General Surgeon se ha visto
entusiastamente interesado en el proyecto Guatemala” (CDC, 2011).

2.1 Las enfermedades
Antes de avanzar es conveniente revisar de manera breve y general algunos elementos de
la enfermedad que fue el objeto central de los experimentos. La sífilis es una enfermedad
infecto - contagiosa, endémica, crónica, de serias consecuencias para la salud, causada por
el microorganismo Treponema pallidum. Se propaga por contagio interhumano y el
mecanismo predominante es el sexual. Se desarrolla en 3 etapas que se manifiestan desde
lesiones locales o chancro (sífilis primaria), luego lesiones en piel y mucosas, más síntomas
generales (sífilis secundaria), hasta formar lesiones en órganos internos que pueden
generar dificultad en movimientos, parálisis, ceguera, demencia y muerte (sífilis terciaria).
Puede transmitirse de la madre al feto (sífilis congénita). El microorganismo causante, el
Treponema pallidum, está presente en el líquido cefalorraquídeo. No es fácil reproducir la
sífilis en personas sanas y la espiroqueta no puede ser cultivada in vitro (Reverby, 2011).
La sífilis siempre se consideró una enfermedad sucia,
degradante y denigrante por lo que sus víctimas,
cargadas de sentimientos de inculpación, han sido
objeto de rechazo social. De esa suerte, en Europa,
cada país se la achacaba al vecino: “mal italiano” para
los franceses; “mal francés” para los italianos,
españoles e ingleses; ; “mal napolitano” para los demás
italianos; “mal portugués” para los españoles; “mal
español” para los portugueses y los holandeses,
colonia entonces de España; “mal polaco” para los
rusos; “mal chino” para los japoneses; “mal cristiano”
para los turcos musulmanes; “mal americano” por los
invasores europeos del continente.

Las otras enfermedades venéreas incluidas en los experimentos de Guatemala, fueron:
gonorrea, enfermedad de transmisión sexual y que afecta la uretra, el cuello del útero,
recto, faringe u ojos; se caracteriza, entre otras cosas, por secreciones blanquecinas en los
órganos sexuales y por ardor al orinar. Chancroide o chancro blando, enfermedad de
transmisión sexual, caracterizada por lesión ulcerosa genital como el chancro sifilítico pero
doloroso y sucio.
Como en la serología (examen de sangre para comprobar presencia de anticuerpos contra
una enfermedad en la sangre total o en el suero al centrifugar la sangre ya coagulada) la
relación entre sensibilidad y especificidad2 daba muchos resultados falsos, ciertas
opiniones llevaron a pensar que en determinadas áreas tropicales y subtropicales se daba
un alto grado de resultados positivos en el suero, hubiera o no sífilis. Al tenor de
presunciones racialistas como las argumentadas en el caso de Tuskegee y ante su
búsqueda en el altiplano guatemalteco y en la tropa del Ejército, “George Cheever
Shattuck de la Escuela de Medicina Tropical de Harvard concluyó que la sífilis era más
frecuente en ladinos sobre todo capitalinos mientras que entre los indígenas era leve”
(Reverby, 2011). Lo de etnicidad y Ejército se discutirá en el capítulo respectivo.
En la década de 1940, el Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos de Norteamérica
(USPHS) y su dependencia, el Laboratorio de Investigaciones de Enfermedades Venéreas
(VDRL) llevaron a cabo investigaciones de quimioprofilaxis para llegar a tener
preparaciones más efectivas y aceptables para las tropas de los Estados Unidos en el
extranjero, que el agente ampliamente usado en los servicios militares durante la II Guerra
Mundial (calomel –sal de mercurio3- sulfatiazol, petrolato blanco, aceite mineral ligero y
alcohol cetílico). Hubo interés tanto en preparaciones tópicas como en penicilina sistémica
y se efectuaron estudios en la Marina de los Estados Unidos, toda vez que uno de los
propósitos básicos de estos estudios era proteger a las tropas de Estados Unidos
destacadas en el exterior.


Antiguamente se intentaba curar la sífilis con
mercurio, pero era sumamente tóxico. En 1901, el
biólogo alemán Paul Ehrlich (1854-1915), Premio
Nobel de Medicina y Fisiología en 1908 y considerado
el creador de la quimioterapia, descubrió el producto
de arsénico llamado “salvarsán” para curar la sífilis.
Tanto el salvarsán como el neosalvarsán fueron en
1944 desplazados por la inocua penicilina.

A finales de la II Guerra Mundial la penicilina se volvió disponible iniciando la era de los
antibióticos, y mostró eficacia contra la sífilis pero sus dosis y limitaciones estaban
todavía por descubrirse. Cuando fue mostrándose efectiva contra la sífilis, el Dr. Joseph
Earle Moore del Johns Hopkins, junto con otros científicos, se lamentaban porque por la
eficacia de la penicilina, la sífilis parecía estar desapareciendo y con ella, sus fascinantes
acertijos que quedarían sin resolver (Reverby 2011).

1El médico guatemalteco Juan Manuel Funes, investigador asociado durante un año en el Laboratorio de
Investigaciones en Enfermedades Venéreas (VDRL) en Nueva York asignado por el Instituto de Asuntos
Inter-Americanos, trabajó en quimioprofilaxis de enfermedades trasmitidas sexualmente.

2Sensibilidad se le llama a la capacidad de una prueba para detectar una enfermedad obteniendo resultado
positivo de la enfermedad en un afectado. Especificidad es la probabilidad de una prueba de obtener
resultado negativo en persona sana.

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